Maernet, unas letrinas por la dignidad

Cuando recordamos nuestra infancia nos viene a la mente la imagen de nuestra escuela. Ese lugar en el que pasamos tantos y tantos ratos. Cada cual recuerda de diferente manera esa etapa de su vida: momentos alegres, momentos de esfuerzo, de amistad, de compañerismo… 

Ese recuerdo nos traslada siempre a un edificio que sin duda varía en función de nuestra edad y del lugar, ya que nada tienen que ver las escuelas de los años sesenta o setenta con épocas más recientes.

Estos edificios con sus aulas y sus pasillos, llenos de niños y niñas, son posiblemente el recuerdo que junto a algún maestro o maestra, más recordaremos a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, hay algo que casi nadie recuerda, quizá porque apenas le damos importancia o, quizá, porque lo tenemos como algo que viene dado por hecho y es casi un derecho. Me refiero a los baños de nuestras escuelas.

Los baños, mejores o peores, siempre han estado ahí, pasando desapercibidos, sin que les diéramos ningún valor. Son, como decía, algo básico, están ahí y punto. Un lugar al que acudimos por necesidad y nada más ya que no es un sitio especialmente atractivo para nadie. Solo nos viene a la mente cuando están sucios o estropeados, situaciones que con algo de limpieza y reparación se pueden solucionar en poco tiempo para volver a estar en pleno uso la siguiente vez que los necesitemos.

Un servicio que resulta tan esencial y está tan integrado en nuestro entorno al que no damos la mayor importancia, en otras partes del mundo representa un cambio importantísimo.

El poder contar con baños en la escuela es algo que para muchas y muchos estudiantes en miles de poblaciones de los llamados países en vías de desarrollo no es una realidad, teniendo que aliviarse en zonas escondidas y a cierta distancia de las escuelas. Esta es la circunstancia real con la que se encuentran las niñas en edad de menstruar, niñas que mensualmente se enfrentan a este problema al no contar con lugares adecuados para poder cambiarse y asearse con seguridad y comodidad, esto produce que muchas de ellas dejen de ir al colegio durante su menstruación.

Poder contar con letrinas en las escuelas supone un cambio en la educación de multitud de estudiantes de miles de pueblos. Tener un lugar seguro, adaptado y cómodo es algo que permite tanto a niñas como a niños poder atender a clase en condiciones que garanticen su desarrollo educativo de una manera más adecuada.

En la localidad de Agulae, muy cerca de Wukro, está la escuela de Maernet. Esta escuela tiene una conexión especial con la Fundación Etiopia Utopia Fundazioa ya que hace un año fuimos conocedores de la realidad a la que se enfrentan día a día los y las estudiantes de dicha escuela. La primera visita se realizó debido a que el Departamento de Educación de la región solicitó ayuda para poder atajar los problemas que todavía a día de hoy amenazan a este centro. La escuela de Maernet crece año a año en número de estudiantes haciendo sus instalaciones cada año más precarias. Si tenemos en cuenta las cifras, nos encontramos una media de 60 estudiantes por aula, y en aumento, debido a que la gente del campo está desplazándose a poblaciones más grandes como Águale, con una población de unas 8.000 personas.

A esta sobresaturación debemos añadir que solo existen dos construcciones de letrinas, con cuatro huecos por edificio, aunque ninguna de ellas cumple las medidas higiénicas y de seguridad mínimas para ser considerados como tales.

Ante esta situación, tras mucho esfuerzo, se acordó que el Departamento de Educación se encargaría de aumentar el número de aulas y la FEU se encargaría de la construcción de letrinas y de la sala de género, así como de impartir formación tanto en higiene como en higiene menstrual.

Ambos espacios se diseñarán para que puedan ser utilizados por estudiantes y docentes con independencia de su género, pero si bien la construcción de las letrinas es un paso importante, igual de importante o más es la formación en la promoción de la higiene y de la higiene menstrual ya que, por ejemplo, los tabúes sociales relacionados con la menstruación hacen que niñas y mujeres sean consideradas impuras y tengan más dificultades en el día a día de las comunidades.

A través de este proyecto tan especial para la FEU se consigue dar un pequeño, pero firme, paso para garantizar una educación más digna a más de 500 niños y niñas que acuden a la escuela de Maernet cada día.

 Info foto letrinas: Las actuales letrinas de Maernet cuentan con muchas visitas diarias por parte de los y las estudiantes, pero estas están lejos de reunir las condiciones necesarias para que sean unas letrinas dignas. Con el trabajo y la implicación de mucha gente se conseguirá que la comunidad estudiantil de Maernet cuente con unos servicios adecuados.